Decía el entonces Cardenal Ratzinger: “Para que hoy la fe pueda crecer
tenemos que llevar nosotros mismos a los hombres y mujeres con que nos cruzamos
a entrar en contacto con la belleza”. “La auténtica
belleza salvará al mundo”.
A lo largo de la historia, la
Santa Iglesia Católica desarrolló, por los méritos de la Sangre de Nuestro
Señor Jesucristo, el arte sacro, que tanto bien hizo a las almas.
Innumerables santos hablaron
sobre la belleza, y de modo especial sobre la belleza en las iglesias y en la
liturgia.
Uno de ellos fue el gran San
Francisco de Asís.
Sus últimas palabras no
fueron sobre la pobreza, ni sobre los pobres, fueron sobre la Eucaristía.
El Santo de
Asís quería ser pobre entre los pobres y a la pobreza la tomó por esposa, pero para Dios no había nada
que fuese suficiente:
- compraba ricos cálices y vasos sagrados
para enviarlos a las iglesias.
- se indignaba
si los manteles, –sí, los manteles del altar–, sobre los que estaría el Señor
estaban sucios.
- no permitía
riquezas en los conventos, el único oro (material precioso) que entraba era
para todo lo dedicado al sacrificio,
y lo exigía.
«Sean
preciosos los cálices, corporales, ornamentos del altar y todo lo que sirve
para el sacrificio» (1CtaCus, 3)
Siguiendo
ese ejemplo, y al carisma propio de los Heraldos del Evangelio – Evangelizar por
medio de la belleza- es que venimos pedir vuestra ayuda.
Con
el intuito de siempre mejorar, sobre todo en lo tenga que ver con el culto,
estamos con el proyecto de confeccionar nuevos bancos para la capilla del
Centro Juvenil Heraldos Madrid, y para eso ¡necesitamos de su aportación!
Si
cada uno ponemos nuestro granito de arena, en breve tendremos una montaña…
Ya
tenemos el diseño preparado y contamos con una parte del dinero, pero todavía
nos falta…
Ayúdenos
usted también a llevar más almas a Dios por medio de la belleza.
Es
solo pulsar el botón abajo donde dice “Donar” y ejercitar su generosidad.
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